UN BAÑO DE HUMILDAD
La viticultura natural, bio, eco, etc se encuentra a merced de la naturaleza y sus leyes lo cual supone una apuesta arriesgada y, con frecuencia, dolorosa.
Cuando hace ya muchos años me estaba iniciando en el noble arte del ligoteo me topé con una chica que para impresionarme me espetó aquello de “por las buenas soy muy buena, por las malas soy aún mejor”. Por aquel entonces ni ella ni yo comprendíamos toda la dimensión de tan rotunda afirmación pero ahora eso es lo de menos.
Me vino este recuerdo a la cabeza a raíz del baño de humildad que la naturaleza me acaba de dar como consecuencia de la climatología que sufrimos este año con su cascada de sufrimientos y calamidades, plagas y desastres sobre las viñas y las cepas.
Por aquí las tormentas de primavera cursan con lo que se conoce como novenario, es decir, puede haber alguna tormenta aislada o esporádica, pero en el mes de mayo las tormentas entran con el cambio de luna y se quedan con nosotros hasta el siguiente cambio de fase. Más o menos un novenario. De ahí su nombre.
La novedad de este año fue que empalmamos tres novenarios consecutivos sin tregua ni descanso ni para humanos ni para viñas. Y, por si fuera poco novenario, esta secuencia de tormentas terminó con una borrasca tropical que nos trajo agua en plan invernal pero con temperaturas veraniegas.
Para rematar la jugada, la madre naturaleza nos obsequió con tres tormentas de propina. Como los tres bises de un concierto. Como si la gente pidiese todavía más. Como si a los agricultores nos molase el rollo masoca.
El caso es que hoy, como hace muchos años, me repitieron aquello de “por las buenas soy muy buena, por las malas soy aun mejor” aunque en esta ocasión era la naturaleza quien me susurraba al oído tan rotunda afirmación y, lo curioso del caso es que la naturaleza nunca juega de farol.
Seré de los pocos que reconozca abiertamente haber sufrido un rotundo correctivo en mis viñas y no es que los viticultores sean de natural malicioso sino que resulta muy doloroso ver el estado de algunas parcelas. Casi tan doloroso como admitir que hemos tomado muy buenas decisiones en el viñedo que han resultado tan equivocadas como inoportunas, con el resultado que os podéis imaginar.
Los estudiosos de la historia afirman que ésta se comporta de manera circular o pendular (para el caso que nos ocupa es lo mismo) de tal manera que aquello que nos ocurre hoy ya ha ocurrido en el pasado y volverá a ocurrir en el futuro. De lo que se deduce que los viticultores pardillos del futuro tendrán que doblar humildemente la rodilla como lo hacemos los viticultores de hoy, convencidos de que la naturaleza juega de farol y no en serio como también creímos nosotros.